"Por la falta de conocimiento mi pueblo padecerá". Tales palabras, atribuidas a Dios en un relato inspirado, constituyen una fuerte alerta para nuestros tiempos actuales.
Muchos, en realidad la inmensa mayoría, buscan a DIOS en su religión, pero no entienden o no se les enseña que, para efectivamente hacer su voluntad, sí, la voluntad de Dios, se necesita más.
Es muy común encontrar a cristianos, que al menos saben sobre el relato de Esther o donde está, cristianos que nunca leyeron y nunca fueron instados a leer la Biblia en su totalidad. Y eso también se aplica a otros.
¿Cuántos judíos encontramos, que saben de color los días festivos judíos, pero no se acuerdan del octavo mandamiento ...
Budistas que no conocen el Canon Páli, y afirman que los escritos originales del budismo son en sánscrito y que desconocen que muchos de estos escritos se asemejan a los Vedas hindúes ...
O los hindúes, que limitan su lectura al Bhagavad Gita, y estudios tántricos, olvidándose de todo el resto del Mahabharata, del Ramayana, sin contar con los Puranas y los Árabes ...
Todo lo anterior es sólo una muestra de cuán inmaduros están muchos de los que han buscado algo más, algo superior.
Tal vez, no sean éstos los culpables. La culpa cabe sí, a sus líderes. Al final, los líderes religiosos se han apegado mucho más a causas diversas que a estimular a sus fieles a buscar en altura y profundidad toda la enseñanza y el esclarecimiento sobre todo lo que nos fue dejado por Dios a través de sus escritos sagrados.
Enfren sus encuentros sólo en cantos, oraciones, meditaciones, milagros y pedidos de milagros y se olvidan de enseñar algo más. Dejen de explicar sobre enseñanzas profundas y que constituyen la verdadera y verdadera base de todo, de todo lo que Dios nos ha dejado. Pueden no percibir, pero han hecho que el pueblo de Dios padezca, por la falta de conocimiento, de entendimiento. Con eso, muchos pararon en el tiempo y en su evolución espiritual.
Afortunadamente, vemos surgir también un gran número de hombres y mujeres que se han levantado, conscientes de su necesidad espiritual y con una inmensa sed de lo divino. A éstos, estimulamos que continúen en esa verdadera y maravillosa jornada. No se contentar con lo poco. Quiera más. Pidá más. ¡Busquen más, y toda la verdadera enseñanza les será revelada!
¡Que el ETERNO sea contigo y en ti, hoy y en todos tus días!
Yedidyah