Adoración al DIOS ALTÍSSIMO, el GRAN YO SOY, amándoLO, de una manera única, intensa y exclusiva. ÉL es el CREADOR del Universo y de todo lo que el existe, cuyas creaciones siguen su proceso evolutivo continuo de diferentes maneras.
Esta adoración se demuestra en momentos íntimos con el ALTÍSIMO, en momentos colectivos litúrgicos o no y, principalmente, por acciones de conducta.
Por lo tanto, adorar a DIOS es un acto continuo del Ser Evolutivo.