Código de Vida

A lo largo de millares de años, los códigos Espirituales, de conducta, de moral y, por lo tanto, de vida, fueron cambiándose, adaptándose y manifestándose de diferentes formas y contenidos.

El Veronismo trae la esencia de todo eso y los reflexiona en su Código de Vida:

Adoración al DIOS ALTÍSSIMO, el GRAN YO SOY, amándoLO, de una manera única, intensa y exclusiva. ÉL es el CREADOR del Universo y de todo lo que el existe, cuyas creaciones siguen su proceso evolutivo continuo de diferentes maneras.

Esta adoración se demuestra en momentos íntimos con el ALTÍSIMO, en momentos colectivos litúrgicos o no y, principalmente, por acciones de conducta.

Por lo tanto, adorar a DIOS es un acto continuo del Ser Evolutivo.

Respeto a todas las religiones y demás movimientos espiritualizados, sabiendo que, independientemente de sus doctrinas, rituales o costumbres, su esencia es y siempre será basada en la "Verdad Primera", además de que todos son hijos de DIOS. Toda manifestación de elevación y conexión al CREADOR y que conduzca a una evolución debe ser estimulada. Aunque una religión o secta sea utilizada de forma contraria a los principios Divinos o con propósitos comerciales / financieros por parte de sus líderes - prácticas esas totalmente condenables - hay que mirar con empatía y compasión a los adeptos o seguidores de éstas.

Amar al prójimo como a nosotros mismos, enseñando ese amor por los gestos, palabras y acciones.

Esto implica inicialmente la autoestima , el amor propio, porque tenemos que amar a los otros como nosotros nos amamos. 

El uso de la empatía, tiene que ser algo constante como la caridad, un gesto sublime. 

La ley de oro “hacer a los demás lo que quisiera que se nos hicieran” es la traducción exacta de esta enseñanza.

Más que palabras, Amar es actitud.

Búsqueda sin descanso a la evolución, al crecimiento, a la expansión. Tal concepto descarta cualquier idea de facilidad.

Este proceso continuo implica todos los campos de la Vida: Espiritual, emocional, familiar, social, profesional, académico, físico, material y en grado de conocimiento.

Tenemos que ser mejores. Esta es una condición sine qua non del Ser Evolutivo. La evolución del Ser es parte del Plan Central de DIOS y nos conduce a experiencias de intimidad con ÉL y de conexión con el Todo.


Actuando en equilibrio, siguiendo el camino del medio, y concientizándonos que al actuar de forma excesiva nos alejamos de la gracia, pues todo en exceso es dañino;

El equilibrio abarca nuestras palabras y acciones y va más allá de las expresiones de adoración.

Está en nuestro día a día. En nuestro temperamento, en nuestra forma de conducir situaciones, en nuestro trato con otros y, obviamente, en el modo en que dedicamos tiempo y atención a DIOS. El equilibrio involucra principalmente, pero no se limita, a la utilización del tiempo y la intensidad de las acciones.

Hacer lo mejor en todo, administrando sabiamente los “talentos” o “regalos” dados por DIOS. De esta manera, debemos ser mejor en todo: como hijo, madre, padre, estudiante, profesor, empleado, empresario, amigo, compañero, vecino, en fin; en todas las oportunidades existentes. Esta condición nos conduce a los cuidados continuos por todo lo que DIOS nos ha dado: nuestro cuerpo, la vida y, por lo tanto, nuestra preocupación con respecto a todos los aspectos de la preservación del medio ambiente;

Asumir la condición de hijos del ALTÍSIMO y como tal, como herederos legítimos y divulgadores para revelar SU verdadero amor y propósito, principalmente a través de la conducta y por diversos medios existentes, respetando la voluntad de los canales receptores.

Agir al revés, es una actitud de egoísmo.

Vivir y respirar el concepto de que "ÉL nos creó a su imagen y semejanza". Esto nos convierte en semi-dioses, SUS representantes aquí en la Tierra. El reflejo de un DIOS VIVO.  

El profundo y claro entendimiento de esta Verdad debe generar un profundo sentido de gratitud, una sincera búsqueda por ÉL reflexionar en nuestra conducta y la responsabilidad de hacerlo con disciplina y dedicación.

Pasamos, por lo tanto, a ser UuNnOo, en unión con ÉL. 

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