La humanidad, en general, ha sido condicionada a realizar o dejar de hacer cualquier tipo de cosa sobre dos fines: recompensa o castigo. Por desgracia.
Desde temprano lo hacemos y nuestros padres, consciente o inconscientemente, nos conducen a eso: lloramos para recibir leche, gemimos para recibir atención y así va. Cuando crecimos un poquito, empezamos a hacer gracia para ganar algo, dejamos de coger algo para que no recibamos una tapa o un castigo y el proceso continúa ... De ahí, crecimos un poco más y realizamos cosas para recibir elogios, evitamos otras para no hacer recibir sanciones disciplinarias. ¿Cuántos de nosotros ya no oímos de nuestros padres: "si usted hace eso va a ganar lo que tanto soñó, pero si no lo hace no lo tendrá? Pues es ... eso se extiende al campo espiritual también, entre otros que también analizaremos.
Las personas pasaron a "adorar" a DIOS, a ir a la iglesia, a realizar ritos u otras actividades espirituales en función de querer recibir una recompensa, sea ella en esta vida, sea en otra. O aún, hacen todo eso no por pensar en una recompensa, sino por temor a un castigo. ¿Será que el principio de adoración no debe ser otro? ¿Será que la motivación no debe basarse más en el amor y en la gratitud por todo lo que Él ya dio e hizo, en vez de pensar, originalmente, en lo que podemos ganar o en lo que podemos perder?
Y en el ámbito profesional la lógica permanece. ¿Cuántos que realizan sus tareas de forma entusiasta pensando sólo en una promoción a corto plazo y cuántos son los que sólo hacen lo básico para apartar la idea de dimisión? No se involucra en sus actividades, no dan su máximo. Olvidan que la empresa les paga para hacer lo mejor, para verlos hacer lo que han demostrado ser capaces en la primera entrevista. Por otra parte, las empresas, en general, pagan el 100% de lo que se combinó para obtener el 100% de lo que se prometió con ocasión del proceso selectivo y contratación. Deberían hacer lo mejor, pues se les abrió una puerta, una oportunidad para obtener rendimientos y perspectivas de crecimiento, aunque sea sólo intelectual.
Y eso se extiende al campo amoroso o de relación. ¿Cuántas relaciones no se deterioran o disminuyen en intensidad, porque uno de los dos o ambos buscan hablar y hacer cosas solamente para obtener un cariño o una sonrisa, y dejan de exponer sus sentimientos, sus voluntades, con miedo de que eso no sea bien recibido y, ¿la relación se rompe? Todavía hay aquellos que sólo hacen un gesto de cariño si reciben otro. Si no reciben, se quejan o no lo hacen. ¿Y el amor incondicional? ¿Sólo es hermoso en las poesías o en las historias de amor?
La comparación puede parecer grotesca, pero los animales son así: los perros, por ejemplo, son adiestrados para rodar, acostarse en el suelo, saltar obstáculos, hacer bromas, para finalmente recibir una galleta.
Necesitamos librarnos de esas corrientes donde los eslabones se intercalan entre castigo y recompensa.
Obviamente, mientras haya mundo siempre existirá esa relación y vez u otra, nos deparar con ella. Sin embargo, debemos cambiar un poco el foco y dejar de hacer las cosas únicamente para recibir una recompensa o no recibir un castigo. Necesitamos hacer muchas cosas simplemente por la voluntad de hacer, por creer que alguien merece, por gratitud, incondicionalmente. Cuando haga algo, se empeque y diga: "Debo y voy a hacer lo mejor, el resto es consecuencia!"
¡Que el DIOS DE AMOR esté contigo y en ti, hoy y en todos tus días!
Yedidyah